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El profeta Gad dijo a David(A): «No te quedes en el refugio; vete y entra en la tierra de Judá». Y David se fue y entró en el bosque de Haret.

Entonces se enteró Saúl de que David y los hombres que estaban con él habían sido descubiertos. Saúl estaba en Guibeá, sentado bajo un tamarisco, en el alto, con su lanza en la mano, y todos sus siervos estaban de pie alrededor de él(B). Y Saúl dijo a sus siervos que estaban a su alrededor: «Óiganme ahora, hijos de Benjamín. ¿Les dará también el hijo de Isaí a todos ustedes campos y viñas? ¿Los hará a todos capitanes de miles y capitanes de cientos(C)?

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